Susan Kellogg, Ph.D. Associate Professor of History University of Houston Houston, Texas Estudiando la (des)igualdad femenina Hay académicos, tanto norteamericanos como mexicanos, que argumentan que las mujeres aztecas estaban dominadas y su estatus era muy bajo. Hay otros académicos que las ven más parejas. Nunca he argumentado en mi trabajo que las haya visto como iguales al hombre porque yo no veo que sea este el caso. Lo que he enfatizado es la idea de que si tú ves la vida diaria y las actividades de las mujeres y pones distancia de las imágenes visuales y las fuentes que son dominadas por la élite, que son manejadas por el deseo mexicano de promover su propia imagen en el mundo, ves otro tipo de escena. Tan pronto empecé a trabajar con las fuentes primarias del centro de México, encontré documentos en relación con las mujeres por todos lados. Pero la academia no parecía reflejar la participación de las mujeres que yo comenzaba a ver. Una de las primeras pistas que me dio algo que pensar fue cuando trabajé con el Códice Florentino y vi que las pinturas--las imágenes visuales--no coincidían siempre con el texto escrito. Mi interés en las mujeres viene en realidad de la época en que muchos de los antropólogos fueron influenciados por el feminismo y se desarrolló una extensa literatura antropológica sobre la mujer. También provino de la atractiva idea de Foucault sobre los múltiples centros de poder--es decir, que no hay un único sistema de poder o dominación dentro de una sociedad, y que la forma en que trabaja el poder en la sociedad es muy complejo. Yo agregaría las ideas de Gramsci y de Raymond Williams--ambos con ideas en torno a la hegemonía y la resistencia--y recuperé todas estas ideas para estudiar la sociedad y la cultura aztecas, sus mujeres y como la sociedad y la cultura cambiaron y fueron transformadas en el período colonial. Los aztecas: patriarcado ¿sí o no? Mucha gente sostiene que la sociedad azteca tuvo un tipo de sesgo patrilineal, pero los documentos, aparentemente, no respaldan particularmente bien la idea. Si ves los testamentos de principios de la colonia escritos por la población nativa, más mujeres que hombres escribieron testamentos (al menos los listados en los archivos históricos), y por supuesto aparece que muchas reciben propiedades de sus familiares. Lo que realmente me interesa a mí es ¿cómo puedo entender esos patrones de parentesco? ¿Cómo puedo entender los patrones de los hogares? ¿Cómo puedo entender los patrones de herencia? El género parece ser central. Tal como pensé del período colonial y de finales del período prehispánico, comencé a encontrar evidencia sobre un tipo de sistema paralelo o estructura de la herencia y el poder--en la organización de la sociedad y sus instituciones. Al empezar a revisar más los documentos, comencé a encontrar mayor evidencia de las formas en que las mujeres controlaban posiciones de autoridad, que fueron reconocidas institucionalmente, y de que ellas tenían acceso a recursos que ellas mismas podían transferir. La sociedad azteca no trató a las mujeres como inferiores. Cuando se casaban, no eran sometidas a la personalidad social o legal o a la posición de sus maridos. Revisé muchísima evidencia de los paralelismos en las instituciones y en la estructura de la sociedad. De esta forma surgió la pregunta: ¿Cómo puedo explicar esto? He argumentado en mis escritos, y continúo creyendo, que las raíces del paralelismo de género en la sociedad azteca dependen en principio del sistema de parentesco, en el cual los derechos y la herencia pueden ser rastreados a través de los vínculos de hombres o mujeres. Probablemente hay una tendencia a rastrearlos a través de los hombres, pero no muy fuerte. Guerra y género La guerra es vinculada en muchos de los escritos académicos con la dominación masculina y no hay duda de que es verdad esa interpretación. La guerra es pensada como una actividad masculina y se piensa como una actividad en la que las sociedades vienen a ser más belicosas, por lo que se cree que la sociedad estaría más dominada por los hombres. Considero que hay alguna evidencia de esto cuando revisas en la etnografía o en los archivos históricos a escala mundial. La guerra está claramente asociada con la dominación del comportamiento masculino en diferentes formas, pero también está frecuentemente asociada con la apertura de espacios para las mujeres y eso es porque si los hombres son guerreros, están en la batalla. La sociedad tiene que continuar funcionando; las actividades económicas tienen que continuar llevándose a cabo; las familias tienen que continuar viviendo, comiendo, obteniendo comida, abrigo, confeccionando ropa, herramientas de trabajo, etcétera, etcétera. La paradoja de la guerra, sin embargo, es que su ideología, las visiones del combate, la glorificación de los guerreros, conduce a una imagen de la sociedad muy dominada por lo masculino, pero eso puede ser sólo un lado. Los aztecas glorificaron el combate y la imagen masculina del combate y su arte reflejó esto. Al mismo tiempo las batallas abrieron espacios para las mujeres en los que ellas tuvieron poder, autoridad, mucha responsabilidad. Por lo tanto, yo pienso que ambas cosas pueden ser verdad al mismo tiempo. Puedes tener una sociedad en la que las imágenes están sumamente dominadas por los hombres y a pesar de ello la realidad de todos los días es mucho más complicada. Y creo que esto se refleja por sí mismo en los archivos históricos, especialmente en los archivos coloniales en los que la ausencia del hombre es exacerbada por las condiciones de la Conquista y la propagación de enfermedades epidémicas. Los documentos parecen indicar que frecuentemente las mujeres fueron dejadas como cabezas del hogar y que debido a esto su poder y autoridad fue realzado por un período extenso a principios de la colonia. ¿Políticamente correcto? Para mí es crecientemente problemática esta idea de que hay una academia politizada y otra que en cierta forma no lo es y por lo tanto es más legítima. La academia "despolitizada," entre comillas, es tan política como los académicos que navegan alrededor de ella y ha sido influenciada de igual forma por muchas de las ideas del momento. Considero que esto es verdad en los estudios de Mesoamérica--que las personas hablan del pasado unas con otras en vez de involucrarse entre sí, y creo que eso refleja el estado de la academia y de la vida académica, al menos en los Estados Unidos en 1999. Ahí están esas personas, algunos hombres, algunas mujeres, que están crecientemente impacientes con el trabajo que se enfoca exclusivamente en las mujeres. En ocasiones esto se convierte en una crítica, entre comillas, "políticamente correcta," pero en ocasiones esto proviene de feministas y de académicos que estudian el género que no creen que puedas ver a las mujeres de forma aislada. Yo simpatizo con esta idea en cierta forma porque siento que el género es algo que tiene que ver con las relaciones dentro de la experiencia humana. Esto implica, que no puedes experimentar por ti misma el ser mujer a menos que haya un hombre--siempre tiene que haber esa contraparte. Creo que eso es verdad en cuanto a la sexualidad. Pienso que es verdad en cuanto al género. Considero que es verdad con respecto a la raza y la etnicidad. Todas estas cosas implican relación; sólo podemos verlas porque algo más nos ayuda a definirlas. Continúo creyendo que tanto en el pasado como en el presente, en Mesoamérica, en México, en Norteamérica--en cualquier parte del mundo de la que quieras hablar--la experiencia de las mujeres es frecuentemente ignorada. Realmente el género como forma de entender Mesoamérica todavía tiene que tomar su lugar. Por otro lado, pienso que la investigación sobre mujeres ha abierto muchas nuevas e importantes preguntas. En el sitio de Teotihuacán, por ejemplo, hay una creciente cantidad de escritos que hablan de la diosa. Bueno, cuando estaba en el posgrado, nadie había escrito nunca acerca de esta diosa. Veinte años después la gente empieza a pensar con respecto a la experiencia de las mujeres y en las representaciones de género, que están por todas partes en las muestras visuales de Mesoamérica.